Cerebro y aprendizaje

Gracias a la neurociencia podemos comprender de una mejor manera cómo funciona el órgano fundamental del proceso de aprendizaje, nuestro cerebro. Todo educador a nivel mundial que realmente este comprometido con enseñar para el cerebro que aprende debe conocer al menos las funciones más elementales de cómo funciona el mismo y como se puede mejorar la práctica docente para alcanzar un aprendizaje significativo en los estudiantes.

Vivimos en un mundo que ha evolucionado tremendamente, todo a nuestro alrededor ha cambiado, la forma de hacer negocios, la forma de relacionarnos, los formatos de trabajo, las industrias, la economía y la tecnología por mencionar algunas áreas. Es increíble que a pesar de tanta evolución y cambio a nuestro alrededor el sistema educativo, en la mayoría de las escuelas del mundo, siga siendo el formado después de la primera Revolución Industrial.

Este sistema tradicional de enseñanza no pone su principal enfoque en el aprendizaje pone su enfoque en la enseñanza y todo lo administrativo que esto conlleva; horarios, programas, currículo, entorno social, dispositivos, libros, horarios, recursos tecnológicos, matrícula, finanzas, por mencionar algunos. Al poner su enfoque en la gestión de la enseñanza y no en el aprendizaje es fácil darse cuenta porque este sistema educativo se encuentra en jaque en la actualidad.

El sistema tradicional de enseñanza se caracteriza por la presentación de contenidos que los estudiantes deben practicar o memorizar para hacer luego una prueba o examen. Todos los estudiantes hacen lo mismo, las notas pasan del maestro al estudiante para luego ser evaluadas por un examen que la mayor parte del tiempo explícitamente requiere las respuestas literales que se encuentran en un libro de texto. No se invita al alumno a pensar ni mucho menos a ser una persona que participa activamente en su proceso de aprendizaje.

Dicho de otra manera, el estudiante es premiado (buena calificación) por acordarse de lo que dice el libro de texto independientemente si comprendió o no, o si es capaz de utilizar ese conocimiento en algún contexto de la vida real.

Albert Einstein dijo una vez que “aprender no es memorizar hechos sino entrenar la mente para pensar”. No pudo estar más en lo correcto con esta afirmación y es que cuando ponemos bajo la lupa al sistema tradicional nos damos cuenta de sus limitantes. En este modelo, los estudiantes son entes pasivos del proceso de aprendizaje el cual es completamente mecánico, rutinario y memorístico.

Al no haber participación activa y al no promover escenarios de supervivencia y contextualización los estudiantes no aprenden de una manera efectiva, significativa y relevante.

De hecho, lo memorizado en el contexto de exámenes con preguntas que requieren respuestas de comprensión literal se olvida rápidamente. Si tienes dudas de esto analiza cuánto te acuerdas de contenido educativo de tu tiempo en el colegio, estoy convencido que es muy poco comparado con la cantidad de horas que tuviste que estudiar y trabajar duro para pasar las materias asignadas.

Lo bueno es que ahora ya podemos entender de una mejor manera y probada científicamente aquellas famosas teorías constructivistas que tanto han criticado algunos. El contínuo estudio de la Neurociencia nos pone como educadores en un contexto que no podemos obviar o pasar por alto.

Cada docente en el mundo debe convertirse en un neuroeducador para lograr un impacto relevante en la vida y en el futuro de los estudiantes.

Y cuando nos referimos a la Neurociencia y sus aportes en el campo de la enseñanza y el aprendizaje, no tenemos más que empezar a hacer los ajustes necesarios para que nuestros estudiantes alcancen un aprendizaje significativo con todo lo que eso implica.

 “La Neurociencia no sólo no debe ser considerada como una disciplina, sino que es el conjunto de ciencias cuyo sujeto de investigación es el sistema nervioso con particular interés en cómo la actividad del cerebro se relaciona con la conducta y el aprendizaje”. (Silva, 2003)

Sistema Nervioso Central (SNC)

Y en ese sentido, cuando hablamos del órgano del aprendizaje, el cerebro, y su relación con la conducta y el aprendizaje debemos empezar por el Sistema Nervioso Central (SNC), ya que en sus diferentes partes podemos llegar a comprender cada función asociada y cómo el aprendizaje sucede en cada una de ellas y en conjunto, podemos comprender mejor que está pasando en el cerebro cuando estamos dirigiendo una lección o cuando los estudiantes están intentando aprender algo; no solo eso, sino que también nos ayuda a mejorar nuestra práctica docente para ser más intencionales y producir mejores resultados.

De acuerdo con (Pradas, 2020) “El sistema nervioso es un conjunto de órganos y tejido neuronal encargado de regular las funciones de nuestro cerebro y la comunicación de este con el resto de nuestro cuerpo. El sistema nervioso nos permite percibir los sentidos y comprender el mundo, gracias a él podemos oír, ver, oler, notar el tacto y saborear. No solo eso, sino que también regula nuestros movimientos y nuestro procesamiento mental.”

Dicho de otra manera, el sistema nervioso es el encargado de procesar todo lo que sucede a nuestro alrededor, cada experiencia que los estudiantes tienen pasa primero por el sistema nervioso, el cual se encarga de enviar las conexiones eléctricas y químicas a todo el cuerpo para que responda de una manera determinada, regulando cada movimiento y procesando la información alrededor en la mente.

El Sistema Nervioso Central tienen seis partes fundamentales y cada una de ellas tiene una serie de funciones que están estrechamente ligadas a áreas de aprendizaje. Estas partes son las siguientes:

1. Corteza cerebral: la corteza cerebral es una capa delgada como el grosor de una cáscara de naranja que maneja las funciones consideradas superiores, estas son: percepción sensorial, el movimiento voluntario, las emociones, los pensamientos y el lenguaje.
2. Cerebelo: es el encargado de la coordinación e integra la información sensorial recibida junta la del cerebro para ayudar a que los movimientos sean coordinados y fluidos.
3. Tronco encefálico: es el encargado de las funciones vitales como la respiración y los latidos del corazón.
4. Médula espinal: tiene la función de comunicar el cerebro con los nervios periféricos conduciendo de esta manera las diferentes sensaciones en el cuerpo y por supuesto encargándose de los movimientos voluntarios e involuntarios.
5. Hipocampo y sistema límbico: es la parte del cerebro que se encarga de la memoria, el aprendizaje y las emociones.
6. Tálamo, núcleos grises e Hipotálamo: control del movimiento y el tono. Y control de supervivencia (Hipotálamo). (CEUPE, 2020)

Es tanta la importancia del sistema nervioso central que una alteración en el mismo puede producir que un estudiante presente dificultades de aprendizaje, o sea dificultades para hablar, leer, escribir o analizar. (Mateos, 2009)

Otro elemento de particular importancia en el aprendizaje es la anatomía del cerebro y cómo está compuesto. Generalmente se divide en tres estructuras separadas para una mejor comprensión del mismo y para un mejor aprovechamiento de la neurociencia.

Hemisferios del cerebro

Los científicos en general están de acuerdo que esa separación es solamente para ese fin ya que dichas separaciones no existen en el cerebro. Estas tres partes interconectadas son el cerebelo, tronco cerebral y el cerebro. A nivel macro podemos entender el cerebro desde dos grandes áreas predominantes conocidas como hemisferios (el izquierdo y el derecho).

Los hemisferios del cerebro se conectan entre sí por una red inmensa de más de 200 millones de neuronas. De acuerdo con (Ocaña, 2015) “en estos hemisferios se producen las más complejas interconexiones neuronales, que proporcionan al ser humano su capacidad intelectual y emocional.”

Según (Ander-Egg, 2008) las neuronas “son células separadas entre sí, que nunca llegan a tocarse físicamente, pero que se comunican mediante conexiones físicas” De todas las células que posee el cerebro la neurona es la más importante porque son las que hacen que pensemos al ser activadas química y eléctricamente.

Según (Ortiz, 1999)“las células del cerebro forman redes para tomar y comunicar información. Una red recibe información del cuerpo y del mundo, otra red pasa la información en patrones y una tercera, reconoce los patrones y decide qué hacer con ellos”

El hemisferio izquierdo gestiona el lenguaje hablado, el razonamiento, la parte científica, lógico-matemática, analítico y el control de la mano derecha. El hemisferio derecho es el creativo, musical, intuición, imaginación, percepción tridimensional y control de la mano izquierda.

Cada hemisferio tiene a su vez cuatro lóbulos diferentes: el lóbulo occipital, el lóbulo parietal, el lóbulo temporal y el lóbulo frontal que es quizás el que más llama la atención a la hora de estudiar cómo el cerebro aprende que ya no solo es este es el más grande de los cuatro y el que según los expertos nos diferencia de los animales sino también se encuentra sumamente asociado a las funciones ejecutivas del cerebro; o sea, la memoria, la resolución de problemas, toma de decisiones entre otras.

De acuerdo con (Torres, s.f.) el lóbulo frontal de cada hemisferio se encarga de procesar toda la información alrededor para convertirla en material a ser usado para la toma de decisiones y la ejecución de un plan de acción.

Los otros lóbulos tienen funciones importantes también, por el ejemplo, el lóbulo occipital nos permite tener una interpretación de cualquier cosa que estemos recibiendo, esto es interesante, porque es precisamente acá donde los estudiantes empiezan a descifrar lo que estamos tratando de mostrarles o enseñarles en el aula.

Tenemos que asegurarnos como docentes que nuestros estudiantes estén interpretando correctamente no solamente el contenido de una materia o su explicación, sino también nuestro tono de voz, gestos e inclusive la emoción, motivación y ánimo que tengamos y proyectemos.

Por su parte, el lóbulo parietal tiene mucho que ver con la parte sensorial de nuestro cuerpo, inclusive con las relaciones. Y por último el lóbulo temporal afecta temas como la memoria.

Como es evidente, cada parte del cerebro humano gestiona diferentes áreas que tienen que ver con el aprendizaje, si logramos entender desde un punto de vista holístico cada función de los lóbulos, sería sencillo deducir que para que haya un aprendizaje significativo es imprescindible el involucramiento de cada una de las funciones asociadas.

Por ejemplo, sabemos que el cerebro es un radar que capta todo a su alrededor y procesa, analiza y sintetiza la información que está recibiendo, que pasa por un procesamiento de esa información que lo lleva a tomar determinadas acciones o decisiones, que le capacita para resolver un problema, que le permite gestionar las emociones o tener empatía con los demás, que le permite recordar algo a largo plazo o entender algún concepto.

El punto es que si nuestra práctica docente no cambia para incluir todos estos diferentes elementos es prácticamente imposible que un estudiante tenga un aprendizaje significativo.

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Y si hablamos de manera general vemos que el sistema tradicional de enseñanza pone un alto enfoque en el hemisferio izquierdo y poco en el hemisferio derecho. Muchas escuelas prefieren sacrificar materias como danza, música, artes plásticas y deportes para incluir materias más científicas o matemáticas. Aunque sabemos que hay una interacción neuronal substancial continua entre los dos hemisferios y que ambos hemisferios siempre están trabajando en conjunto, si es notoria el estímulo del enfoque educativo en el hemisferio izquierdo desaprovechando en alguna medida un elementos críticos en el aprendizaje como lo es la creatividad y la imaginación.

Sir Ken Robinson dijo que el “sistema educativo actual mata la creatividad” y tenía mucha razón, este sistema de talla única para todos no permite a los estudiantes aprender de la manera que su cerebro está programado ni toma en cuenta sus formas individuales de aprender ni sus inteligencias múltiples predominantes esto dificulata el poder lograr un aprendizaje significativo en los estudiantes.

Lo más preocupante de esta realidad es que evidentemente una gran mayoría de escuelas alrededor del mundo han enfocado sus esfuerzos educativos exclusivamente para aquellos estudiantes que son lógico matemáticos y verbales, dejando de lado aquellos que tienen otras inteligencias predominantes, y con esto, aniquilando el ser creativo que todos tenemos y el desarrollo de la creatividad, destreza fundamental del Siglo XXI.

Un estudiante con poca capacidad creativa se le hará muy difícil responder de una manera fluida y ágil a los cambios que tenemos día con día(flexibilidad cognitiva o mental), le va a costar mucho adaptarse, resolver problemas, desarrollar un pensamiento divergente y aún más le costará ser una persona innovadora.

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Sinapsis

La sinapsis es la condición en donde se genera la conexión de las neuronas. Cuando una célula quiere enviar un mensaje a otra lo que hace es enviar un estímulo en forma de sustancia química, proceso conocido como neurotransmisores. La estructura en forma de raíz por la cual es transmitida el mensaje o la información se llama axón. Cuando la neurona es activada envía una corriente eléctrica, y cuando llega a la sinapsis se generan los neurotransmisores. (Ocaña, 2015)

Cualquier tipo de aprendizaje que el estudiante quiera llevar a cabo requerirá de muchas sinapsis. Nuestro cerebro es muy complejo y evidentemente aún falta mucho por descubrir, lo que sí es una realidad, es que entra más conexiones sinápticas logremos generar en nuestros estudiantes mayor será su aprendizaje y rendimiento. A esto se le conoce como función neuroconfiguradora. (Ocaña, 2015)

Teniendo esto en mente consideramos las funciones cognitivas principales y cómo están relacionadas en las diferentes partes de nuestro cerebro. De acuerdo con (Ocaña, 2015) “cada sensación, percepción, emoción, cognición o conducta del estudiante existe una zona o área específica en el cerebro responsable de generar, organizar y proyectar dicho proceso.

Por lo tanto, para comprender mejor la forma en que nuestro cerebro procesa la información y regula nuestros actos, es necesario conocer la esencia y naturaleza de cada uno de los procesos afectivos y cognitivos de donde proceden la mayoría de nuestros comportamientos.”

Las principales funciones cognitivas que tenemos en nuestro cerebro son: la memoria, la atención, el lenguaje, las habilidades viso espaciales y las funciones ejecutivas. Las funciones ejecutivas (los pensamientos, las emociones, el lenguaje y la percepción sensorial) suceden en la corteza cerebral o córtex. Esta misma permite que las funciones básicas del cerebro sucedan a través de los dos hemisferios principales. Funciones como el análisis, la retención e inclusive la percepción son posibles gracias a los dos hemisferios y a esta corteza que los cubre. (CEUPE, 2020)

Por su lado la memoria tiene su sede principal en el hipocampo y en el sistema límbico, demostrando que las emociones son un elemento esencial en los procesos de aprendizaje de los estudiantes. El lenguaje es muy marcado en el hemisferio izquierdo del cerebro y las habilidades espaciales en el hemisferio derecho.

En resumen, todas las diferentes partes del cerebro trabajan activamente de acuerdo a sus funciones particulares para procesar todo lo que ve y percibe alrededor para tomar las decisiones conscientes e inconscientes que determinan el rumbo de una persona, su aprendizaje y su capacidad para generar cambios de conducta.

Los docentes tenemos la obligación de entender cómo aprende el cerebro y optimizar nuestra práctica docente para generar un aprendizaje significativo en los estudiantes y recordar que entre más componentes del organismo participen en el proceso educativo mayor las posibilidades de consolidar aprendizajes para toda la vida.

¿Quieres aprender más de este tema? No dudes en contactarnos.


 

Referencias

Ander-Egg, E. (2008). Claves para introducirse en el estudio de las inteligencias múltiples. Argentina: Ediciones HomoSapiens.
CEUPE. (2020). Neurociencia: Explorando la Mente y la Educación.
Enciso, O. (2004). Aprendiz y maestro con programación neurolingüística. Colombia: Ediciones Ayala Ávila y Cía.
Mateos, R. M. (2009). Dificultades de aprendizaje. Psicología Educativa, 13-19.
Ocaña, A. O. (2015). Neuroeducación ¿Cómo aprende el cerebro humano y cómo deberían enseñar los docentes? Bogotá, Colombia: Ediciones de la U.
Ortiz, E. M. (1999). Inteligencias múltiples en la educación de la persona. Argentina: Bonum.
Pradas, C. (28 de Enero de 2020). Cómo funciona el sistema nervioso. Obtenido de Psicología Online: https://www.psicologia-online.com/como-funciona-el-sistema-nervioso-4171.html
Progrentis, E. P. (2019). Fundamentación Pedagógica Progrentis. Madrid, España.
Silva, R. S. (2003). ¿LA EDUCACION NECESITA REALMENTE DE LA NEUROCIENCIA? Estudios Pedagógicos, 156.
Torres, A. (s.f.). ¿Qué es el lóbulo frontal y cómo funciona? Obtenido de Psicología y Mente: https://psicologiaymente.com/neurociencias/lobulo-frontal-cerebro

 

 

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