Efectividad de la música para mejorar el aprendizaje y el rendimiento educativo

Efectividad de la música para mejorar el aprendizaje y el rendimiento educativo

En la actualidad, muchas investigaciones han mostrado que la música puede mejorar el aprendizaje y el rendimiento educativo. En particular, un estudio publicado en 2019 en el portal de la Asociación Estadounidense de Psicología examinó los efectos de la música en la resolución de problemas numéricos y verbales en estudiantes de secundaria. 

Este estudio analizó cómo la música podía ayudar o no a aprender. Querían saber si la música podía ayudar a las personas a mejorar el rendimiento escolar. Este estudio a gran escala identificó evidencia de relaciones positivas entre la participación en música escolar y las puntuaciones en exámenes de secundaria en inglés, matemáticas y ciencias, utilizando registros educativos a nivel de población para más de 110,000 estudiantes en la British Columbia, Canadá. 

La participación en música escolar (especialmente en música instrumental) estuvo relacionada con mayores puntuaciones en exámenes estandarizados, y los estudiantes con niveles más altos de participación en música escolar obtuvieron puntuaciones más altas en estos exámenes. 

El estudio se basó en la teoría cognitiva de la música, que sostiene que la música puede mejorar el aprendizaje al activar diferentes redes cerebrales que están relacionadas con la memoria, la atención y el lenguaje. Al aprender música, se activan ciertos procesos cerebrales que estimulan la concentración, ayudan a reducir el estrés y mejoran el estado de ánimo.

En el estudio, los investigadores dividieron a los estudiantes en dos grupos: uno que estaba en clases de música aprendiendo a tocar algún instrumento y otro que no lo hacía. Los resultados mostraron que el grupo que estaba en clases de música tenía un rendimiento significativamente mejor en las tareas numéricas y verbales que el grupo que no lo hacía.

Además, se encontró que los estudiantes considerados “menos talentosos” también podían mejorar su rendimiento mediante la música, lo que sugiere que la música es una herramienta valiosa para ayudar a cerrar la brecha educativa entre estudiantes de diferentes niveles de habilidad.

Este estudio, quizás el más importante realizado hasta este momento en el mundo, respalda la idea de que la música es realmente efectiva para mejorar el rendimiento cognitivo y educativo. 

Otro estudio realizado por la Universidad de Toronto encontró que los niños que reciben instrucción musical durante dos años muestran un mejor rendimiento en las pruebas de inteligencia que los niños que no reciben instrucción musical. El estudio, publicado en el Journal of Educational Psychology, siguió a 126 niños desde el jardín de infantes hasta el tercer grado. Los niños fueron divididos en tres grupos: un grupo recibió instrucción musical, un grupo recibió instrucción de movimiento y un grupo no recibió ninguna instrucción adicional.

Al final de dos años, los niños que recibieron instrucción musical habían mejorado su puntaje en las pruebas de inteligencia verbal, matemática y espacial en comparación con los niños en los otros dos grupos. Los niños que recibieron instrucción de movimiento también mejoraron su puntaje en las pruebas de inteligencia, pero no tanto como los niños que recibieron instrucción musical.

Los investigadores creen que los beneficios de la instrucción musical se deben a que la música requiere habilidades cognitivas complejas, como la atención, la memoria, el razonamiento y la resolución de problemas. La música también puede ayudar a mejorar la coordinación motora y la creatividad.

Este estudio proporciona evidencia adicional de que la instrucción musical puede ser una herramienta valiosa para mejorar el desarrollo cognitivo de los niños. Los padres y los maestros que buscan formas de ayudar a los niños a alcanzar su máximo potencial intelectual deberían considerar inscribirlos en clases de música.

La realidad es que desde hace muchos años, la música ha sido considerada una herramienta poderosa para mejorar la concentración, el estado de ánimo y el rendimiento cognitivo en general. A pesar de esto, muchos educadores siguen subestimando el potencial de la música en el proceso de aprendizaje. En este artículo exploraremos la efectividad de la música para mejorar el aprendizaje y el rendimiento educativo.

La música y la concentración

La música es capaz de estimular diferentes áreas cerebrales, especialmente aquellas relacionadas con la atención y la concentración. Cuando se estudia música, los neurotransmisores responsables de la concentración y el bienestar emocional aumentan, lo que permite que el cerebro se centre más en la tarea que se está realizando. Por esta razón, muchos estudios han demostrado que la música puede ser una herramienta efectiva para mejorar la concentración y reducir los niveles de estrés en el aula.

La música y la memoria

La música también puede tener un efecto positivo en la memoria y el aprendizaje. Cuando se estudia música, se activan diferentes áreas cerebrales, incluyendo aquellas relacionadas con la memoria a largo plazo. Esto significa que la música puede ayudar a retener información de manera más efectiva, especialmente cuando se relaciona con las emociones. De hecho, se ha demostrado que el solo hecho de escuchar música mientras se estudia puede mejorar la retención de información hasta en un 20%.

La música y la creatividad

La música también puede ser una herramienta poderosa para fomentar la creatividad en el aula. Cuando se escucha música, se activan diferentes áreas cerebrales relacionadas con la imaginación y la creatividad. Esto puede ayudar a los estudiantes a generar nuevas ideas y perspectivas, lo que a su vez puede mejorar su capacidad para resolver problemas y pensar de manera crítica.

La música y el estado de ánimo

Por último, la música puede tener un efecto significativo en el estado de ánimo de los estudiantes. Cuando se estudia y se escucha música, se liberan neurotransmisores que ayudan a reducir el estrés y mejorar el bienestar emocional. Esto puede tener un efecto positivo en el compromiso de los estudiantes y su disposición para aprender. Además, la música puede ser una excelente herramienta para mejorar el ambiente en el aula y fomentar la colaboración en equipo.

Cabe mencionar que el estudio mencionado  no pudo determinar en esta primera etapa la razón por la cual la música produjo que los estudiantes tuvieran un mejor rendimiento académico. Alguna posible hipótesis es que varios estudios relacionan la práctica musical con cambios neurológicos que mejoran ciertas funciones cerebrales primordiales para el aprendizaje como son la atención, el procesamiento de la información, las memorias y las habilidades de planificación y resolución. 

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Los investigadores también consideran que hay un posible factor motivador: los estudiantes que toman lecciones de música ven un resultado tangible de su práctica – están mejorando – y podrían aplicar eso a su trabajo escolar. Y por último, el aspecto no competitivo de tocar música junto a otras personas podría fortalecer el desarrollo social de los estudiantes, lo que también les ayudaría en otras áreas cognitivas. (Amsen, 2019)

En conclusión, la música puede ser una herramienta valiosa para mejorar el aprendizaje y el rendimiento educativo. Al estimular diferentes áreas cerebrales, la música puede mejorar la concentración, la memoria, la creatividad y el estado de ánimo de los estudiantes. 

Sin duda alguna, los educadores deberían considerar el uso de la música en el aula como una forma efectiva de mejorar el aprendizaje y el éxito académico de sus estudiantes.

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Referencias

Amsen, E. (2019, June 25). High school students do better in science, math and English if they also take music lessons. Forbes. https://www.forbes.com/sites/evaamsen/2019/06/25/high-school-students-do-better-in-science-math-and-english-if-they-also-take-music-lessons/?sh=6a58798b2fda

Schellenberg, E. G. (2006). Long-term positive associations between music lessons and IQ. Journal of Educational Psychology, 98(2), 457-468. https://doi.org/10.1037/0022-0663.98.2.457

Guhn, M., Emerson, S. D., & Gouzouasis, P. (2020). A population-level analysis of associations between school music participation and academic achievement.Journal of Educational Psychology, 112(2), 308–328. https://doi.org/10.1037/edu0000376

 

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Realidad Virtual en Educación

Realidad Virtual en Educación

El desarrollo tecnológico del siglo XXI ha desencadenado nuevos conceptos y metodologías para casi todo lo que hacemos todos los días, y la educación no es la excepción. 

Además, hoy en día existen muchas carreras y oportunidades laborales nuevas debido a la continua expansión de la tecnología y la información en todo el mundo. Los empleadores ya no buscan solo títulos universitarios, sino también un conjunto particular de habilidades en sus prospectos. Lo que significa que los estudiantes necesitan desarrollar las habilidades requeridas en sus años escolares para tener éxito en futuras carreras y trabajos. Algunas de esas habilidades son la comunicación, el trabajo en equipo, la resolución de problemas, el liderazgo, la creatividad, la innovación, la alfabetización informática, los valores morales, la adaptabilidad y la toma de decisiones.

Muchas tecnologías y enfoques han surgido en los últimos 20 años con el objetivo de mejorar la educación. Sin embargo, una cantidad significativa no ha podido lograr los resultados esperados. En muchos casos, las aplicaciones y los dispositivos tecnológicos se han convertido más en un obstáculo para la educación que en un facilitador del aprendizaje. El principal problema radica en que la tecnología por sí sola no puede mejorar el aprendizaje, es cuando la tecnología se alinea con objetivos y prácticas educativas que pueden generar una mejora. 

En los últimos años, los enfoques tecnológicos como la Realidad Virtual, Aumentada, Extendida y Mixta (VR, AR, ER, MR) han demostrado sus poderosas e infinitas capacidades y aplicaciones. Algunos de los muchos campos en los que se utilizan estas tecnologías son el ejército, la medicina, la ingeniería, la arquitectura, el entretenimiento, la formación de empleados y, más recientemente, también en la educación. Además, dichas tecnologías han dado pasos gigantescos en la capacidad de crear experiencias que van más allá de lo que los humanos pueden ver, sentir y experimentar de forma natural o que costaría mucho dinero, tiempo o recursos. Por ejemplo, visitar un museo en España sin viajar hasta allí o hacer paracaidismo sin mover los pies del suelo. Muchas de estas experiencias pueden proporcionar una comprensión más profunda de las cosas. 

Es importante conocer el significado de cada una de las variables que estas tecnologías ofrecen para poder determinar cuál sería la mejor aplicación en el entorno educativo. 

Realidad virtual: se refiere a ‘realidades’ o ‘escenarios’ generados por computadora que tienen el propósito de proporcionar un entorno donde una persona puede interactuar, experimentar y manipular objetos en ese entorno específico como si fuera el mundo real. La persona tiene que utilizar equipos electrónicos especializados construidos para este fin.

Realidad aumentada: a diferencia de la realidad virtual, la realidad aumentada no requiere una configuración de entorno virtual completo, utiliza entornos físicos del mundo real y superpone imágenes, objetos e información digital generados por computadora para mejorar y aumentar la percepción y la comprensión de la realidad. 

Realidad Mixta: es una combinación de VR y AR. Combina el mundo físico y el digital, según Microsoft (2017) “La realidad mixta es la próxima evolución en la interacción humana, informática y ambiental y abre posibilidades que antes estaban restringidas a nuestra imaginación. Es posible gracias a los avances en la visión por computadora, el poder de procesamiento gráfico, la tecnología de visualización y los sistemas de entrada”.

La Realidad Extendida es un concepto que cubre o funciona como un paraguas de todos los entornos reales y virtuales y las interacciones entre humanos y computadoras que resultan de las diferentes formas de ‘realidad’. 

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El uso de estas aplicaciones es nuevo en Educación. Sin embargo, ha demostrado resultados sobresalientes hasta ahora. Algunos de los principales beneficios de la realidad virtual y aumentada en la educación son:

  • Las lecciones pueden ser mucho más interactivas, inclusivas e inmersivas. Los estudiantes pueden participar de maneras más profundas y significativas que nunca. Pueden explorar entornos de aprendizaje que les permitan tener una mejor y más profunda comprensión de los conceptos vistos en clase. La razón es simple: en lugar de leer un libro o ver un video, los estudiantes pueden sumergirse en escenarios donde no solo ven sino que experimentan con todos sus sentidos lo que están aprendiendo. 
  • Los estudiantes pueden retener más conocimiento y por períodos más extensos usando VR y AR en clase. 
  • Vivimos en un área digital y a los niños les encanta la tecnología. Cuando se usa correctamente, los estudiantes demostraron estar más motivados, comprometidos y apropiarse más de su aprendizaje. 
  • VR y AR no deben significar estar centrados en el maestro, sino que deben permitir el desarrollo de oportunidades para que los estudiantes piensen críticamente, sean creativos y fomenten su curiosidad intelectual. 
  • Los dispositivos VR y AR son cada vez más accesibles en cuanto a costos con el tiempo. Esta tecnología ahorrará mucho dinero en materiales de clase y libros en breve.
  • Dado que VR y AR pueden proporcionar experiencias del mundo real tanto físicas como virtuales, pueden cubrir todos los diferentes tipos de estilos de aprendizaje. 

¿Reemplazarán VR y AR a los maestros en el futuro?

No, al contrario, la utilidad educativa de estos recursos requiere de profesionales que orienten el diseño y evalúen las diferentes experiencias de aprendizaje que se desarrollan dentro y fuera del aula, orientando a los alumnos en su interacción con dichas aplicaciones. 

Sin embargo, el papel del maestro necesita ser redefinido. El docente debe trabajar como entrenador, otorgando propiedad del aprendizaje a los estudiantes y actuando más como un facilitador del aprendizaje que como un maestro magistral. 

Integración Tecnológica Eficaz

Integración Tecnológica Eficaz

¿ Cómo integrar la tecnología de manera eficiente en la educación?

La tecnología está presente en casi todo lo que hacemos, ha cambiado e impactado nuestra sociedad de maneras nunca antes pensadas. La educación no está exenta a esta realidad.

A través de los años se han hecho muchos esfuerzos a nivel educativo y se ha invertido una gran cantidad de dinero tratando de integrar la tecnología de una manera positiva y transparente en las instituciones educativas a nivel mundial. Algunas escuelas han logrado hacer cosas importantes con este recurso, sin embargo, para quizás una gran mayoría, el uso de la tecnología en la práctica docente ha resultado ser frustrante y desalentador.

Es evidente la gran cantidad de presupuesto que muchas instituciones educativas destinan a recursos tecnológicos tales como equipos de cómputo, dispositivos, sistemas y equipos multimedia por mencionar algunos. También es evidente que la correlación equipo tecnológico – capacitación docente no es la más óptima. Los docentes deben saber de primera mano cómo esos recursos pueden ayudar a mejorar los procesos de aprendizaje de sus estudiantes, de lo contrario, cualquier esfuerzo porque este recurso mejore la educación resultará en vano.

Hemos visto innovaciones en el pasado, como la aparición de la televisión por ejemplo, que a pesar de que parecía tener un gran potencial, al final tuvo efectos muy pobres y aislados a nivel educativo. El detalle está que cuando se pone el enfoque en un dispositivo o novedad y no en el aprendizaje no importa que tan sofisticada y deslumbrante sea la innovación siempre va a generar dudas y confusión con respecto a la eficacia o no de la misma.

La conclusión a la que hemos llegado es que para que la tecnología sea eficiente y cumpla un propósito de mejora del aprendizaje tiene que darse una transformación educativa en dos niveles principales, estos son el currículum y la metodología de enseñanza predominante.

Sin un currículum pedagógico que se enfoque más en el desarrollo de habilidades y destrezas para que los estudiantes sean competentes en este mundo tan globalizado y competitivo es prácticamente imposible que alguna tecnología por sí sola mejore o solucione los problemas educativos que vemos a nivel mundial. Por otro lado, si el concepto de enseñanza que se tiene en la institución es aquel donde el enfoque está en la transmisión de contenidos que los estudiantes deben aprender de memoria para pasar exámenes la tecnología no va a aportar mucho tampoco.

La pregunta fundamental que toda institución educativa debe hacerse no es que saben sus estudiantes sino más bien cómo y en qué contextos ellos pueden aplicar los conocimientos adquiridos en escenarios de la vida real. En otras palabras, el objetivo primordial debe ser que el estudiante sea competente, eso significa que sabe (conceptual), que sabe hacer o aplicar (procedimental) y que sabe ser (actitudinal).

Muchas veces las instituciones educativas se quedan estancadas en la parte conceptual y cuando los estudiantes salen del colegio no saben cómo aplicar lo que se les transmitió en contextos reales, ni tampoco saben cómo comportarse ante diferentes escenarios porque nunca fueron preparados adecuadamente para eso (inteligencia emocional). Dicho de otra manera, los estudiantes de hoy en día salen de los colegios sin las destrezas y habilidades necesarias que les permita ser competentes y poder, al fin de cuentas, triunfar en este mundo tan tecnológico, acelerado y avanzado en el que vivimos.

Para lograr el cambio de la calidad educativa contextualizada al mundo actual es imprescindible que los docentes tengan las competencias profesionales requeridas. Si los estudiantes no encuentran en sus docentes esas personas, que más allá de guiar el aprendizaje lo impulsan, es bastante probable que no haya ninguna mejora significativa, independientemente si hay o no tecnología de por medio. Es por lo tanto, el desarrollo profesional docente el elemento fundamental para que haya una verdadera transformación educativa, no son los dispositivos los que hacen el cambio, son los docentes.

Puede que una institución cuente con lo último en tecnología, con buena conexión a Internet, con dispositivos para cada estudiante, pizarras interactivas, equipos multimedia etc., que si el docente continúa dando sus clases de manera magistral, pasiva, unilateral y enfocada en los contenidos la tecnología disponible en realidad no aportará más que una simple atracción visual y estética.

Es imprescindible recalcar que el impacto educativo y la mejora en los procesos de aprendizaje no viene de la mano de incorporar más elementos tecnológicos, sino más bien, de una reingeniería de los métodos de enseñanza y su respectivo análisis y estudio de cómo y qué tecnologías pueden facilitar y potenciar los procesos de aprendizaje de los estudiantes a nivel global.

Vemos desde la experiencia y la evidencia empírica que muchas instituciones educativas sufren de manera general aunque en menor o mayor escala de las siguientes problemáticas a la hora de hacer esfuerzos por utilizar recursos tecnológicos en la educación:

Se decide usar cierta tecnología llámese dispositivos, sistemas o aplicaciones sin tener un fundamento pedagógico contextualizado que sustente la decisión; en muchos casos ni siquiera existe un fundamento técnico y administrativo. El resultado es que no hay nadie que tenga claro cómo y para qué esa tecnología será usada para mejorar el aprendizaje de los estudiantes, que es en definitiva lo que todos buscan.

Por lo tanto, la mayor parte del tiempo ese recurso se convierte en un obstáculo más que un impulsor del aprendizaje. No es anormal ver tantos dispositivos empolvándose y sin ningún uso en tantas instituciones alrededor del mundo.

Muchas instituciones educativas tienen los recursos tecnológicos pero sus docentes no reciben la suficiente capacitación y desarrollo profesional para aprovechar el recurso de manera significativa y transformadora en el aprendizaje.

La tecnología en la mayoría de los casos ha funcionado en las instituciones educativas como un sustituto. Lo que ha habido es un proceso de digitalización de la educación que al final de cuentas ha aportado muy poco o nada al proceso de aprendizaje.

Por ejemplo, sustituir una pizarra acrílica por una inteligente no produce por defecto ni mucho menos al azar un impacto o una transformación en el aprendizaje de los estudiantes. La instrucción suele continuar de la misma manera, centrada en el docente, unilateral y pasiva. El hecho de que haya un elemento innovador no cambia de manera intrínseca la metodología de enseñanza. Es básicamente hacer lo mismo solo que mucho más caro.

Los problemas técnicos asociados al uso de tecnología en la educación ha provocado que muchos docentes simplemente prefieran no usarla del todo, al fin de cuentas, la pizarra, la tiza y el libro de texto nunca fallaron. El uso de tecnología debiera comportarse de igual manera, pero la realidad es otra.

El uso de los equipos tecnológicos está muchas veces limitado al uso de herramientas ofimáticas en contextos sumamente básicos como la digitación de texto o investigaciones en Internet. Hay una ausencia visible de usos más complejos, significativos y contextualizados en las escuelas.

En consonancia con lo que sugiere el sentido común, la evidencia empírica permite concluir que invertir en tecnología educativa para seguir haciendo lo que puede hacer igualmente un docente por sí solo, sin ningún soporte tecnológico, no merece la pena (Greaves, Hayes, Wilson, Gielniak, & Peterson, 2012).

En resumen, los estudiantes necesitan metodologías de enseñanza y aprendizaje que les permita desarrollar las habilidades blandas y técnicas requeridas en este siglo. El aprender contenidos de la manera tradicional no es suficiente en estos días, especialmente cuando tenemos un mar tan gigantesco de información como el Internet.

¿ Cómo puede apoyar y mejorar la tecnología el aprendizaje de los estudiantes ?

La respuesta a esta incógnita que muchos se han hecho radica no en el recurso tecnológico como tal sino más bien en el entendimiento de cómo los estudiantes aprenden mejor. La ciencia nos ha demostrado que el ser humano aprende mejor cuando participa activamente en la construcción del conocimiento.

Esto implica verse involucrado en diferentes actividades y experiencias vivenciales y de interacción con otros. Los estudiantes tienen diferentes estilos y tipos de aprendizaje, a su vez, tienen inteligencias dominantes que son diferentes de los demás. No tomar esto en consideración es contraproducente y es la razón por la cual muchos estudiantes no logran al final tener un entendimiento significativo para aplicar lo que han aprendido en contextos reales.

El aprendizaje auténtico y experiencial a menudo implica que los estudiantes crean su propio contenido como una forma de interpretar y analizar lo que están aprendiendo. En este sentido, es concluyente que los estudiantes aprenden de una manera más significativa y duradera cuando usan la tecnología para crear contenidos en lugar de ser solo receptores del contenido creado por otros. La razón es sencilla, en un proceso de creación de contenido usando tecnología los estudiantes se ven envueltos en una serie de experiencias que desarrollan habilidades de comprensión, pensamiento crítico, creatividad, comunicación, liderazgo, inteligencia emocional entre otras. También mejora sustancialmente la comprensión y la aplicación de los conceptos de manera integral y contextualizada.

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La siguiente forma en que la tecnología puede apoyar de gran manera la educación es a través de las posibilidades que abre para desarrollar el aprendizaje cooperativo y colaborativo, que si bien es cierto, puede desarrollarse sin tecnología, la realidad es que ésta brinda motivadoras y dinámicas oportunidades a nivel de aprendizaje. La realización cooperativa permite interactuar y aprender de los demás, además de ver puntos de vista no considerados con anterioridad. Por otro lado, las capacidades y habilidades de uno pueden apoyar las debilidades o carencias de otros y viceversa.

La personalización del aprendizaje es particularmente esencial debido a la gran diversidad de estilos, tipos e inteligencias dominantes que tienen los estudiantes. La tecnología permite adaptar los procesos de aprendizaje a sus intereses y necesidades. A su vez, la tecnología permite poder evaluar y medir los resultados, que es algo crítico para determinar la eficiencia o no de la tecnología en el aprendizaje.

Una característica del sistema tradicional de educación es que presenta un modelo de enseñanza que es igual para todos los estudiantes, todos reciben el mismo contenido y de la misma manera, todos son evaluados igual, todos deben hacer lo mismo, no toma en cuenta ni valora las diferencias existentes en cada estudiante.

Por otro lado, la escasa retroalimentación que se le da a los estudiantes es bastante perjudicial. Generalmente es hasta el final de cada período que el estudiante recibe algún tipo de aporte por parte del docente que le permita conocer en qué áreas debe mejorar. Paradójicamente, la investigación sugiere que el aprendizaje se produce no solo más rápido sino de una manera más eficiente y significativa cuando el estudiante tiene oportunidades de aplicar los conceptos de manera auténtica y contextualizada y a su vez recibe retroalimentación inmediata sobre lo que ha hecho bien o mal y cómo puede mejorarlo.
Las herramientas digitales permiten analizar el progreso de los estudiantes de maneras más dinámicas, interactivas y personalizadas.

¿ Cómo solucionar la problemática general del uso y aplicación de tecnología en las instituciones educativas ?

Los objetivos educativos deben determinar la tecnología a utilizar y no al revés. Este es el principio más básico y elemental de todos. Nunca se debe pensar en tecnología antes que el aprendizaje. Los equipos pedagógicos deben plantearse en primera instancia si la metodología de instrucción predominante en la institución es la más adecuada para mejorar el aprendizaje de los estudiantes.

Metodologías activas constructivistas como el Aprendizaje Basado en Proyectos, Retos o Problemas han demostrado ser mucho más eficaces que los modelos tradicionales conductistas a los que estamos acostumbrados. La transformación educativa sucede en el cambio de metodología pedagógica y no en la adquisición de más recursos tecnológicos como se mencionó anteriormente.

En este sentido es esencial que a nivel curricular la aplicación y evaluación del uso tecnológico en la educación esté presente de manera transversal en las materias que se imparten en la institución; no significando esto que la tecnología deba usarse siempre y en todos los casos.

La tecnología debe verse como un recurso que apoya la práctica docente para alcanzar los objetivos propuestos y el desarrollo de habilidades blandas y técnicas en los estudiantes. La tecnología debe convertirse en un aliado del docente y los estudiantes y no en un enemigo como sucede a menudo.

En este sentido, la institución educativa debe asegurarse que la tecnología que se va a usar funcione a la perfección y que todos los elementos técnicos y administrativos han sido previamente contemplados y están completa y rápidamente disponibles para los docentes y los estudiantes.

La tecnología que se escoja debe promover y desarrollar las competencias digitales esenciales de este siglo. Eso significa la capacidad de los estudiantes para buscar, filtrar, agrupar, seleccionar y clasificar información en el Internet de una manera correcta y eficaz y más aún, aprovechar la información disponible para potenciar su propio aprendizaje y aplicación.

Para finalizar, es imprescindible que los docentes reciban suficiente desarrollo profesional, capacitación y entrenamiento para poder aplicar los recursos tecnológicos desde una metodología pedagógica que impulsa e inspira el aprendizaje contextualizado, significativo y duradero en los estudiantes. Sin competencia profesional docente es prácticamente imposible que haya una transformación educativa óptima.

La relevelancia de la Alfabetización Informacional

La relevelancia de la Alfabetización Informacional

Alfabetización Informacional

La llegada de la denominada “sociedad de la información y del conocimiento” ha marcado un hecho sin precedentes en la historia de la humanidad, la cual ha sido caracterizada por un desarrollo tecnológico exponencial y un incremento descomunal y desmedido de la información generada y difundida en plataformas digitales a través del Internet. Nunca antes hemos tenido acceso a tantos recursos informativos y datos como los tenemos en la actualidad, ni tampoco se ha tenido tanta facilidad para publicar o difundir información como hoy en día.

Aunque pareciera que tener exceso de información y facilidad de acceso es algo intrínsecamente bueno, la realidad es otra distinta. Gran parte, sino la mayor, de la información existente es falsa o no precisa, o está escrita de manera que pretende influir o persuadir a los lectores para que crean o apoyen alguna postura, doctrina, ideología o creencia a conveniencia de los intereses de algunos. No por nada, los sitios de noticias falsas son tan populares hoy en día, y tienen tantos seguidores. Sin duda alguna, el manejo que hagamos de la información afecta todos los ámbitos de la vida, y por eso es fundamental educar en la alfabetización informacional.

La mayor parte de los esfuerzos educativos a nivel mundial a través de la historia han estado enfocados en que las personas en general cuenten con la capacidad de leer, escribir y tener un nivel de comprensión de lectura aceptable, al menos este fue el enfoque de la mayoría hasta finales del Siglo XX, que es cuando se empiezan a hacer esfuerzos más marcados e intencionales por darle un mayor valor, significado y relevancia a la forma en que los individuos encuentran, procesan y entienden la información a su alcance y el uso que le dan a la misma.

El cerebro aprende primeramente por la emoción, y luego por la razón. Sin embargo, generalmente se quiere educar a los estudiantes desde el punto racional dejando las emociones de lado y el cerebro simple y sencillamente no funciona así. Un estudiante que no se siente escuchado, valorado o tomado en cuenta puede llegar a interpretar cualquier actividad educativa como una amenaza, y es aquí cuando el cerebro reptiliano (supervivencia) reacciona en modo lucha o huída pudiendo provocar procrastinación, bajos niveles atencionales e inclusive una inhibición de acción en los estudiantes.

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Previo a la aparición de la digitalización en nuestra sociedad, se consideraba que una persona era alfabeta cuando podía dominar los procesos propios de la lectoescritura, en resumen, leer textos, comprenderlos y registrar ideas, concepciones o pensamientos acerca del mismo a través de la escritura (ensayos, documentos, investigaciones, tésis etc.). Tradicionalmente se ha vinculado el término alfabetización a las competencias de lectoescritura propias de una sociedad con muy poco desarrollo y acceso tecnológico, o sea, la vivida primordialmente antes de los años noventa. El alfabetismo, a causa de la dinámica del mundo actual, debe de ir mucho más allá que solo saber leer y escribir o conocer cosas como bien lo dijo Jimmy Wales, fundador de Wikipedia, el nuevo alfabetismo debe enfocarse en saber usar la información.

En esta denominada “sociedad de la información y del conocimiento” se hace cada vez más imprescindible un uso inteligente de la información para poder, no solo aprender, sino también tomar mejores decisiones y resolver los diferentes problemas, retos o desafíos que puedan aparecer en la vida cotidiana, más aún, poder tener un pensamiento crítico, objetivo y libre de prejuicios con respecto a lo que se lee o investiga.

El reto primordial no es conseguir información, sino cómo manejar la gran cantidad disponible, teniendo en cuenta la obligatoriedad de saber validar las fuentes, identificar o distinguir noticias falsas y verdaderas, y poder tener un pensamiento crítico libre de todo sesgo de confirmación.

Alfabetizar a la sociedad en la actualidad demanda por consiguiente considerar todos los aspectos propios de las características y particularidades que vivimos, muchas de las cuales son el resultado de la Tercera y Cuarta Revolución Industrial y el auge exponencial de innovaciones tecnológicas que las mismas han generado y cómo estas han influido en el comportamiento de las personas.

No solo eso, sino que educar en la Alfabetización Informacional se torna imprescindible para garantizar el crecimiento personal y profesional de los individuos y por ende de la sociedad, ya que en la medida que las personas tengan acceso a mejores fuentes de información y puedan utilizarlas de manera crítica, objetiva, consensuada, responsable y razonable les pone en posición de tomar mejores decisiones que los que no tienen este acceso o no han sido alfabetizados informacionalmente.

La American Library Association enfatiza que los que han sido educados y preparados en alfabetización informacional desarrollan la competencia de aprender a aprender. Saben cómo buscar y organizar la información y generar conocimiento, también están preparadas para el aprendizaje informal y permanente, son autónomos y desarrollan la capacidad de conseguir la información que necesitan para resolver cualquier problema o reto que se les presente o para tomar mejores decisiones cuando es necesario. Esta sociedad del conocimiento está demandando personas con alta capacidad reflexiva, crítica, investigativa y ética.

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¿Qué podemos hacer para fomentar el pensamiento crítico por medio de la alfabetización informacional?

  • Motivar a las personas a estudiar con profundidad las diferentes posturas de un tema antes de emitir opiniones o generar juicios de valor objetivos y libres de todo sesgo. El sesgo de confirmación es la tendencia que tenemos los seres humanos de buscar, aprobar y favorecer aquella información que apoya nuestras creencias sobre un tema en particular y desaprobar de manera enérgica cualquier idea o hipótesis contraria. Sin estudiar e investigar diligentemente las diferentes posiciones y ser tolerante ante las ideas de los demás, permitiendo inclusive que lo expuesto pueda influir la postura o pensamiento inicial es imposible tener pensamiento crítico, todo se vuelve meramente emocional y sin fundamento genuino.
  • Enseñar a las personas a preguntar y cuestionar todo lo que leen, ven y escuchan. De nuevo, validar lo expuesto, contrastar, indagar de manera diligente y responsable.
  • Enseñar a las personas a no confiar en todo lo que está en el Internet, pareciera muy obvio pero en la práctica no lo es, basta con ver las publicaciones de muchos profesionales en redes sociales para darnos cuenta que muchos no saben distinguir una noticia falsa de una verdadera, no saben validar las fuentes o utilizar los motores de búsqueda de manera eficiente. Cada individuo debe ser capaz de poder determinar la calidad de la información, preguntarse si es un artículo académico o divulgativo, saber las credenciales de la persona que lo escribió, el tipo de público al que va dirigido, la fecha de la publicación y la cobertura, o sea si el tema está desarrollado de manera exhaustiva o no.

Claro está que educar en Alfabetización Informacional y Pensamiento Crítico es una tarea laboriosa, sin embargo, no hay otro camino para el éxito del individuo, la sociedad y los países. Por supuesto, muchos gobiernos no quieren a personas con esas características, por eso su enfoque constante en la educación tradicional memorística que no desarrolla ninguna destreza de pensamiento superior, la necesidad de un cambio en estos temas es urgente.