Integración Tecnológica Eficaz

Integración Tecnológica Eficaz

¿ Cómo integrar la tecnología de manera eficiente en la educación?

La tecnología está presente en casi todo lo que hacemos, ha cambiado e impactado nuestra sociedad de maneras nunca antes pensadas. La educación no está exenta a esta realidad.

A través de los años se han hecho muchos esfuerzos a nivel educativo y se ha invertido una gran cantidad de dinero tratando de integrar la tecnología de una manera positiva y transparente en las instituciones educativas a nivel mundial. Algunas escuelas han logrado hacer cosas importantes con este recurso, sin embargo, para quizás una gran mayoría, el uso de la tecnología en la práctica docente ha resultado ser frustrante y desalentador.

Es evidente la gran cantidad de presupuesto que muchas instituciones educativas destinan a recursos tecnológicos tales como equipos de cómputo, dispositivos, sistemas y equipos multimedia por mencionar algunos. También es evidente que la correlación equipo tecnológico – capacitación docente no es la más óptima. Los docentes deben saber de primera mano cómo esos recursos pueden ayudar a mejorar los procesos de aprendizaje de sus estudiantes, de lo contrario, cualquier esfuerzo porque este recurso mejore la educación resultará en vano.

Hemos visto innovaciones en el pasado, como la aparición de la televisión por ejemplo, que a pesar de que parecía tener un gran potencial, al final tuvo efectos muy pobres y aislados a nivel educativo. El detalle está que cuando se pone el enfoque en un dispositivo o novedad y no en el aprendizaje no importa que tan sofisticada y deslumbrante sea la innovación siempre va a generar dudas y confusión con respecto a la eficacia o no de la misma.

La conclusión a la que hemos llegado es que para que la tecnología sea eficiente y cumpla un propósito de mejora del aprendizaje tiene que darse una transformación educativa en dos niveles principales, estos son el currículum y la metodología de enseñanza predominante.

Sin un currículum pedagógico que se enfoque más en el desarrollo de habilidades y destrezas para que los estudiantes sean competentes en este mundo tan globalizado y competitivo es prácticamente imposible que alguna tecnología por sí sola mejore o solucione los problemas educativos que vemos a nivel mundial. Por otro lado, si el concepto de enseñanza que se tiene en la institución es aquel donde el enfoque está en la transmisión de contenidos que los estudiantes deben aprender de memoria para pasar exámenes la tecnología no va a aportar mucho tampoco.

La pregunta fundamental que toda institución educativa debe hacerse no es que saben sus estudiantes sino más bien cómo y en qué contextos ellos pueden aplicar los conocimientos adquiridos en escenarios de la vida real. En otras palabras, el objetivo primordial debe ser que el estudiante sea competente, eso significa que sabe (conceptual), que sabe hacer o aplicar (procedimental) y que sabe ser (actitudinal).

Muchas veces las instituciones educativas se quedan estancadas en la parte conceptual y cuando los estudiantes salen del colegio no saben cómo aplicar lo que se les transmitió en contextos reales, ni tampoco saben cómo comportarse ante diferentes escenarios porque nunca fueron preparados adecuadamente para eso (inteligencia emocional). Dicho de otra manera, los estudiantes de hoy en día salen de los colegios sin las destrezas y habilidades necesarias que les permita ser competentes y poder, al fin de cuentas, triunfar en este mundo tan tecnológico, acelerado y avanzado en el que vivimos.

Para lograr el cambio de la calidad educativa contextualizada al mundo actual es imprescindible que los docentes tengan las competencias profesionales requeridas. Si los estudiantes no encuentran en sus docentes esas personas, que más allá de guiar el aprendizaje lo impulsan, es bastante probable que no haya ninguna mejora significativa, independientemente si hay o no tecnología de por medio. Es por lo tanto, el desarrollo profesional docente el elemento fundamental para que haya una verdadera transformación educativa, no son los dispositivos los que hacen el cambio, son los docentes.

Puede que una institución cuente con lo último en tecnología, con buena conexión a Internet, con dispositivos para cada estudiante, pizarras interactivas, equipos multimedia etc., que si el docente continúa dando sus clases de manera magistral, pasiva, unilateral y enfocada en los contenidos la tecnología disponible en realidad no aportará más que una simple atracción visual y estética.

Es imprescindible recalcar que el impacto educativo y la mejora en los procesos de aprendizaje no viene de la mano de incorporar más elementos tecnológicos, sino más bien, de una reingeniería de los métodos de enseñanza y su respectivo análisis y estudio de cómo y qué tecnologías pueden facilitar y potenciar los procesos de aprendizaje de los estudiantes a nivel global.

Vemos desde la experiencia y la evidencia empírica que muchas instituciones educativas sufren de manera general aunque en menor o mayor escala de las siguientes problemáticas a la hora de hacer esfuerzos por utilizar recursos tecnológicos en la educación:

Se decide usar cierta tecnología llámese dispositivos, sistemas o aplicaciones sin tener un fundamento pedagógico contextualizado que sustente la decisión; en muchos casos ni siquiera existe un fundamento técnico y administrativo. El resultado es que no hay nadie que tenga claro cómo y para qué esa tecnología será usada para mejorar el aprendizaje de los estudiantes, que es en definitiva lo que todos buscan.

Por lo tanto, la mayor parte del tiempo ese recurso se convierte en un obstáculo más que un impulsor del aprendizaje. No es anormal ver tantos dispositivos empolvándose y sin ningún uso en tantas instituciones alrededor del mundo.

Muchas instituciones educativas tienen los recursos tecnológicos pero sus docentes no reciben la suficiente capacitación y desarrollo profesional para aprovechar el recurso de manera significativa y transformadora en el aprendizaje.

La tecnología en la mayoría de los casos ha funcionado en las instituciones educativas como un sustituto. Lo que ha habido es un proceso de digitalización de la educación que al final de cuentas ha aportado muy poco o nada al proceso de aprendizaje.

Por ejemplo, sustituir una pizarra acrílica por una inteligente no produce por defecto ni mucho menos al azar un impacto o una transformación en el aprendizaje de los estudiantes. La instrucción suele continuar de la misma manera, centrada en el docente, unilateral y pasiva. El hecho de que haya un elemento innovador no cambia de manera intrínseca la metodología de enseñanza. Es básicamente hacer lo mismo solo que mucho más caro.

Los problemas técnicos asociados al uso de tecnología en la educación ha provocado que muchos docentes simplemente prefieran no usarla del todo, al fin de cuentas, la pizarra, la tiza y el libro de texto nunca fallaron. El uso de tecnología debiera comportarse de igual manera, pero la realidad es otra.

El uso de los equipos tecnológicos está muchas veces limitado al uso de herramientas ofimáticas en contextos sumamente básicos como la digitación de texto o investigaciones en Internet. Hay una ausencia visible de usos más complejos, significativos y contextualizados en las escuelas.

En consonancia con lo que sugiere el sentido común, la evidencia empírica permite concluir que invertir en tecnología educativa para seguir haciendo lo que puede hacer igualmente un docente por sí solo, sin ningún soporte tecnológico, no merece la pena (Greaves, Hayes, Wilson, Gielniak, & Peterson, 2012).

En resumen, los estudiantes necesitan metodologías de enseñanza y aprendizaje que les permita desarrollar las habilidades blandas y técnicas requeridas en este siglo. El aprender contenidos de la manera tradicional no es suficiente en estos días, especialmente cuando tenemos un mar tan gigantesco de información como el Internet.

¿ Cómo puede apoyar y mejorar la tecnología el aprendizaje de los estudiantes ?

La respuesta a esta incógnita que muchos se han hecho radica no en el recurso tecnológico como tal sino más bien en el entendimiento de cómo los estudiantes aprenden mejor. La ciencia nos ha demostrado que el ser humano aprende mejor cuando participa activamente en la construcción del conocimiento.

Esto implica verse involucrado en diferentes actividades y experiencias vivenciales y de interacción con otros. Los estudiantes tienen diferentes estilos y tipos de aprendizaje, a su vez, tienen inteligencias dominantes que son diferentes de los demás. No tomar esto en consideración es contraproducente y es la razón por la cual muchos estudiantes no logran al final tener un entendimiento significativo para aplicar lo que han aprendido en contextos reales.

El aprendizaje auténtico y experiencial a menudo implica que los estudiantes crean su propio contenido como una forma de interpretar y analizar lo que están aprendiendo. En este sentido, es concluyente que los estudiantes aprenden de una manera más significativa y duradera cuando usan la tecnología para crear contenidos en lugar de ser solo receptores del contenido creado por otros. La razón es sencilla, en un proceso de creación de contenido usando tecnología los estudiantes se ven envueltos en una serie de experiencias que desarrollan habilidades de comprensión, pensamiento crítico, creatividad, comunicación, liderazgo, inteligencia emocional entre otras. También mejora sustancialmente la comprensión y la aplicación de los conceptos de manera integral y contextualizada.

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La siguiente forma en que la tecnología puede apoyar de gran manera la educación es a través de las posibilidades que abre para desarrollar el aprendizaje cooperativo y colaborativo, que si bien es cierto, puede desarrollarse sin tecnología, la realidad es que ésta brinda motivadoras y dinámicas oportunidades a nivel de aprendizaje. La realización cooperativa permite interactuar y aprender de los demás, además de ver puntos de vista no considerados con anterioridad. Por otro lado, las capacidades y habilidades de uno pueden apoyar las debilidades o carencias de otros y viceversa.

La personalización del aprendizaje es particularmente esencial debido a la gran diversidad de estilos, tipos e inteligencias dominantes que tienen los estudiantes. La tecnología permite adaptar los procesos de aprendizaje a sus intereses y necesidades. A su vez, la tecnología permite poder evaluar y medir los resultados, que es algo crítico para determinar la eficiencia o no de la tecnología en el aprendizaje.

Una característica del sistema tradicional de educación es que presenta un modelo de enseñanza que es igual para todos los estudiantes, todos reciben el mismo contenido y de la misma manera, todos son evaluados igual, todos deben hacer lo mismo, no toma en cuenta ni valora las diferencias existentes en cada estudiante.

Por otro lado, la escasa retroalimentación que se le da a los estudiantes es bastante perjudicial. Generalmente es hasta el final de cada período que el estudiante recibe algún tipo de aporte por parte del docente que le permita conocer en qué áreas debe mejorar. Paradójicamente, la investigación sugiere que el aprendizaje se produce no solo más rápido sino de una manera más eficiente y significativa cuando el estudiante tiene oportunidades de aplicar los conceptos de manera auténtica y contextualizada y a su vez recibe retroalimentación inmediata sobre lo que ha hecho bien o mal y cómo puede mejorarlo.
Las herramientas digitales permiten analizar el progreso de los estudiantes de maneras más dinámicas, interactivas y personalizadas.

¿ Cómo solucionar la problemática general del uso y aplicación de tecnología en las instituciones educativas ?

Los objetivos educativos deben determinar la tecnología a utilizar y no al revés. Este es el principio más básico y elemental de todos. Nunca se debe pensar en tecnología antes que el aprendizaje. Los equipos pedagógicos deben plantearse en primera instancia si la metodología de instrucción predominante en la institución es la más adecuada para mejorar el aprendizaje de los estudiantes.

Metodologías activas constructivistas como el Aprendizaje Basado en Proyectos, Retos o Problemas han demostrado ser mucho más eficaces que los modelos tradicionales conductistas a los que estamos acostumbrados. La transformación educativa sucede en el cambio de metodología pedagógica y no en la adquisición de más recursos tecnológicos como se mencionó anteriormente.

En este sentido es esencial que a nivel curricular la aplicación y evaluación del uso tecnológico en la educación esté presente de manera transversal en las materias que se imparten en la institución; no significando esto que la tecnología deba usarse siempre y en todos los casos.

La tecnología debe verse como un recurso que apoya la práctica docente para alcanzar los objetivos propuestos y el desarrollo de habilidades blandas y técnicas en los estudiantes. La tecnología debe convertirse en un aliado del docente y los estudiantes y no en un enemigo como sucede a menudo.

En este sentido, la institución educativa debe asegurarse que la tecnología que se va a usar funcione a la perfección y que todos los elementos técnicos y administrativos han sido previamente contemplados y están completa y rápidamente disponibles para los docentes y los estudiantes.

La tecnología que se escoja debe promover y desarrollar las competencias digitales esenciales de este siglo. Eso significa la capacidad de los estudiantes para buscar, filtrar, agrupar, seleccionar y clasificar información en el Internet de una manera correcta y eficaz y más aún, aprovechar la información disponible para potenciar su propio aprendizaje y aplicación.

Para finalizar, es imprescindible que los docentes reciban suficiente desarrollo profesional, capacitación y entrenamiento para poder aplicar los recursos tecnológicos desde una metodología pedagógica que impulsa e inspira el aprendizaje contextualizado, significativo y duradero en los estudiantes. Sin competencia profesional docente es prácticamente imposible que haya una transformación educativa óptima.

Escuelas 4.0: Escuelas que Educan para la Vida

Escuelas 4.0: Escuelas que Educan para la Vida

Escuelas 4.0

Cuando hablamos de Escuelas 4.0 debemos entender primero los retos a los cuales se están enfrentando las instituciones educativas en general. Uno de los retos más grandes para los docentes y las instituciones educativas se encuentra en cómo abordar la falta de interés y de emoción, la desmotivación en el aula, los bajos niveles educativos, las dificultades de aprendizaje y la deserción escolar. 

Una gran cantidad de docentes no saben qué más hacer para captar la atención de sus estudiantes y lo que vemos es que se le está dedicando demasiado tiempo a la preparación de las lecciones, al currículo educativo, a los programas y a seguir una estricta carga de contenidos. 

No se está pensando realmente en los estudiantes, en cómo ellos aprenden de mejor manera, qué les interesa y les apasiona, qué los emociona, qué es lo realmente importante para ellos y su futuro. Todo el sistema educativo es impuesto y sin la más mínima consideración en la personalización y contextualización del aprendizaje, como si todos los estudiantes aprendieran de la misma manera. Claro está que cuando esto sucede el estudiante no logra tener la emoción suficiente que le permita al cerebro activar los mecanismos de aprendizaje como la atención y las memorias.

Se exige atención por parte de los estudiantes pero la realidad es que los docentes no están siendo capaces de captar su atención, y mucho tienen que ver con el enfoque educativo y hacia donde se están dirigiendo los esfuerzos y los presupuestos. 

La Neurociencia ayuda en gran manera a entender los procesos de enseñanza y aprendizaje y cómo el docente puede ser más efectivo en su vocación. En gran medida los docentes están sobreviviendo en un mundo tan fluctuante y cambiante como el que tenemos actualmente y no debiera ser así. Las neurociencias permiten a los docentes comprender aquellos factores que influyen en el aprendizaje y simultáneamente tener un entendimiento integral del ser humano. 

Las Escuelas 4.0 invierten en preparar docentes para darle un giro completo a la triste realidad que se está viviendo en muchas instituciones educativas en la región y entienden la urgencia de evolucionar y adaptarse a esta nueva generación, y a la revolución industrial que estamos viviendo actualmente. 

Desde hace bastantes años, expertos y observadores de todo el mundo se refieren a los niños en edad escolar como “nativos digitales”, ya que han crecido en un mundo conectado y digitalizado, a diferencia de los adultos que han tenido que acostumbrarse a la tecnología y conectividad. Y es la verdad, la mayoría de los niños parecen entender muy bien todo lo que es digital aún siendo muy pequeños y sin conocimientos ni formación previos.

Las cosas han cambiado drásticamente debido a esa realidad. La educación no es la excepción, dado que el modelo que parece prevalecer en la mayoría de las escuelas del mundo se basa en un modelo anticuado del siglo XX y XIX inclusive; que involucra lo que los académicos llaman contenido y control por edades, instrucción didáctica, conocimiento prescrito, progresión uniforme, horarios fijos y evaluación estandarizada a través de la memorización.

A pesar de un siglo de innovación y tecnologías extraordinarias, la enseñanza en la mayoría de las escuelas sigue estando dominada por planes de estudio prescriptivos e impulsados ​​desde el exterior, pedagogías que están dominadas en exceso por enfoques didácticos de enseñanza, aprendizaje pasivo, un enfoque en procesos cognitivos de orden inferior y una carencia profunda de desarrollo competencial. Estas prácticas generalmente colocan a los estudiantes como aprendices pasivos del conocimiento de los demás.

Por otra parte, las escuelas 4.0 no están diseñadas para ‘rellenar’ los estudiantes con clases particulares de conocimiento existente, sino para aumentar su capacidad de aprender de forma autónoma y de manera cooperativa, de aprender en todas partes y en cualquier momento, y brindar a los estudiantes las herramientas necesarias que les permita crear nuevos conocimientos, ponerlos a la disposición de otros y desarrollar las habilidades necesarias para triunfar en un mundo tan competitivo, tecnológico y globalizado como en el que vivimos hoy en día.

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La tecnología por supuesto tiene un papel fundamental en las iniciativas de innovación en las instituciones educativas. Las escuelas comprometidas a desarrollar planes para incorporar la tecnología como parte integral de la educación experimentan un importante empoderamiento y participación de los estudiantes en el proceso de aprendizaje. 

Además, ayuda a desarrollar en los estudiantes las habilidades esenciales del Siglo XXI que son imprescindibles para el éxito en sus futuras carreras y puestos de trabajo. Algunas de esas habilidades son: resolución de problemas, colaboración, pensamiento crítico, innovación, comunicación, creatividad, flexibilidad cognitiva.

Los empleadores de todo el mundo están clasificando la resolución de problemas como la habilidad número uno requerida actualmente. Casi el 60 por ciento de los empleadores en los Estados Unidos califican el pensamiento crítico y la resolución de problemas como “imprescindibles” para los graduados de la escuela secundaria que ingresan a la fuerza laboral. Tres de cada cuatro empleadores también predicen que destrezas como la resolución de problemas, el pensamiento crítico, la colaboración y la creatividad serán aún más importantes para el éxito laboral en el futuro cercano.

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Las escuelas 4.0 se caracterizan por:

  • Tener la mirada muy atenta a la realidad del mundo actual, al contexto al cual se van a enfrentar sus estudiantes, a las habilidades y competencias que está demandando la sociedad, la economía, la globalización y los avances tecnológicos. 
  • Educar para la vida, preparan a los estudiantes para el futuro, para lo incierto, para profesiones que no han sido creadas, para tener la capacidad de emprender, para que puedan aplicar y crear tecnologías nuevas y que tengan capacidades altas de resolución de problemas. 
  • Formar a los estudiantes de manera integral y competencial, es decir de manera conceptual, procedimental y particularmente con un alto enfoque en la parte actitudinal, formando así personas de valor, de integridad, con altos valores morales y sociales, con buena inteligencia emocional y capacidad para aprender a aprender. 
  • Tener un enfoque neuroeducativo y neurodidáctico donde los docentes optimizan su práctica docente desde y para el cerebro que aprende. Los docentes aplican los conceptos fundamentales de la neurociencia para lograr alcanzar a todos los estudiantes y potenciar su desarrollo cognitivo, cognoscitivo y competencial. 
  • Enfocarse menos en los contenidos y libros de texto y más en el desarrollo de habilidades de pensamiento y habilidades requeridas en nuestros días. Los contenidos funcionan como base para crear nuevos conocimientos y experiencias de aprendizaje.
  • Promover la creación de ambientes resonantes o cerebro compatibles, esto se refiere a crear los espacios necesarios para que los estudiantes se sientan motivados a dar lo mejor de sí mismos, que se sientan en un ambiente seguro y libre de amenazas, donde se sientan escuchados, apreciados y valorados. Esto incluye componentes relacionados a la infraestructura y los espacios de clase, la salud mental, los componentes emocionales, y las evaluaciones enfocadas en la motivación y no en el calificación. 
  • Crear oportunidades para que los estudiantes aprendan a pensar críticamente, trabajar en colaboración, y tomar las decisiones adecuadas en entornos académicos que mejoran su capacidad para aprender de manera creativa y significativa.
  • Promover el uso y la aplicación de la tecnología dentro y fuera del aula. Esta aplicación va más allá de un simple uso sustitutivo de dispositivos tecnológicos o programas, los estudiantes en cambio son capacitados para usar la tecnología para crear proyectos que sería imposible crear sin tecnología. Los estudiantes desarrollan pensamiento computacional, alfabetización digital e informacional, y aprenden cosas como programación (coding), robótica, inteligencia artificial, Big Data y IoT (Internet de las Cosas) de manera práctica, aplicativa y experiencial.
  • Promover la incorporación de recursos curriculares tecnológicos para promover las 6 C ‘s del siglo XXI: Colaboración, Criticidad (Pensamiento crítico), Comunicación,  Creatividad, Comprensión, Codificación.

Hacia los docentes, las escuelas 4.0 se caracterizan por: 

  • Velar de manera intencional y cuidadosa por el bienestar integral de todo su cuerpo docente, entendiendo que entre más motivación y felicidad haya en los docentes mayor el impacto educativo positivo en los estudiantes. Docentes con síndromes como el burn-out no rinden de igual manera, los que terminan sufriendo al final son los estudiantes. Se cuida a los estudiantes cuidando el material humano que está con ellos diariamente. 
  • Proporcionar desarrollo profesional y capacitación constante, evaluada y con seguimiento para apoyar a los maestros en su práctica docente desde la neuroeducación, la psicopedagogía, y la integración de la tecnología en la educación.
  • Crear comunidades de aprendizaje para compartir, entre el profesorado, los usos innovadores en la educación y el aprendizaje para fomentar las estrategias requeridas para la formación de los líderes del mañana.

Las escuelas 4.0 brindan soluciones concretas a los requerimientos puntuales de la cuarta revolución industrial, poniendo un alto énfasis en el desarrollo competencial, el desarrollo de la inteligencia emocional, y el desarrollo de las  habilidades necesarias a nivel global. 

Las escuelas 4.0 no paran de innovar con sentido, pensando en qué es lo mejor para los estudiantes y su futuro, prestan cuidado intencional a su personal docente y buscan siempre que la escuela sea un lugar feliz para los educandos y la comunidad educativa en general.